La Facultad de Ingeniería de la UNER celebró sus 40 años

La institución que fue pionera en América del Sur en la Bioingeniería celebró su aniversario en un contexto muy difícil para el sistema universitario, a pesar de lo cual proyecta hacia el futuro cercano una oferta académica renovada para mantenerse a la vanguardia en la formación de aquellos profesionales que la sociedad necesita

La FIUNER fue creada en 1984 en Oro Verde, ciudad en la que está completamente arraigada y que contribuyó significativamente para convertirla en el polo científico y tecnológico que es hoy. Nació con la carrera de Bioingeniería, cuyos primeros ocho graduados egresaron en 1992. Hoy cuenta con 10 carreras (entre pregrado, grado y posgrado), más de 1.400 graduados y alrededor de 1.000 estudiantes activos.

Las instalaciones que iniciaron con un puñado de aulas en un único pabellón actualmente cuentan con cuatro módulos de aulas, laboratorios y oficinas; un Centro de Medios y Bibliotecas (compartido con la Facultad de Cs. Agropecuarias); un instituto de doble dependencia con el Conicet; un Museo Interactivo de Ciencias; un Centro de Innovación, Emprendimiento y Vinculación; y sitios de bienestar para la comunidad como el Comedor, el gimnasio, las Residencias Universitarias, entre muchos otros espacios.

La FIUNER fue pionera en el país y Latinoamérica en dictar la carrera de Bioingeniería. Más adelante, incorporó la Licenciatura en Bioinformática, la Ingeniería en Transporte (única en el país fuera de Buenos Aires) y la Tecnicatura en Procesamiento y Explotación de Datos, también primera carrera de este tipo a nivel nacional y que se viene dictando desde hace cuatro años de forma ininterrumpida.

Esta oferta académica, a su vez, crecerá con más propuestas que están en preparación por su comunidad en el marco del programa de Innovación Curricular de la UNER.

Visión y compromiso

Al consultarle qué distingue a la Facultad, el decano, Dr. Bioing. Diego Campana, señala su “prestigio y nivel de formación académica” y remarca: “El perfil innovador es un sello y su comunidad es totalmente permeable a los desafíos y los proyectos ambiciosos”. Asimismo, jerarquiza que “la Facultad es referente en investigación en varias disciplinas y tiene equipos y grupos consolidados”.

También destaca “el compromiso de su personal y su comunidad graduada” y que el proyecto institucional “se sostuvo a lo largo de los años”, ya que “sus gestiones trabajaron siempre sobre la base de lo que se hizo previamente”.

En esto coincide el vicedecano, Dr. Víctor Hugo Casco. “La continuidad ha permitido incentivar la investigación y los proyectos innovadores, brindar apoyo y recursos a grupos de investigación y consolidar programas de posgrado”.

Casco aporta que “desde sus orígenes, nuestra Facultad se ha caracterizado por crear e implementar carreras innovadoras. Tanto las de grado como de posgrado parten de la exploración de nuevos horizontes de la ingeniería”. Además, pondera que desde su creación la FIUNER dio “un rol fundamental a la promoción y apoyo a la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación”.

Breve historia de la FIUNER

Si bien pensar en etapas puede considerarse arbitrario, la primera en la vida de la FIUNER podría extenderse desde su creación hasta las primeras graduaciones de bioingenieros/as. Fueron años de un proceso evolutivo de ensayo y error. “Coexistían docentes locales, profesionales de otras universidades contratados y otros que nos fuimos radicando en Oro Verde para los cursos del ciclo superior”, recuerda Casco.

Mientras tanto, se formaban los primeros grupos de investigación y se afianzaba a nivel social el (re)conocimiento de la profesión de bioingenieras/os, lo que favoreció la expansión del número de ingresantes y egresadas/os. “Nuestras/os graduadas/os comenzaron a mostrar su valía profesional y la carrera cobró prestigio en todo el país y en la región”, indica el vicedecano.

La segunda etapa podría referenciarse con la incorporación gradual de ofertas de posgrado (Maestrías de Informática, de Ingeniería Biomédica y de Tecnología Biomédica) y de grado (Licenciaturas en Bioinformática e Informática Médica y, un tiempo después, Ingeniería en Transporte) así como varias de pregrado a término.

“Esta etapa de crecimiento –por la que aún estamos transitando– coincide un profundo recambio y consolidación de los cuerpos docentes, caracterizado por la incorporación creciente de graduados/as en las cátedras”, resalta Casco.

Asimismo, con la creación del Doctorado en Ingeniería y el Instituto de Bioingeniería y Bioinformática (UNER-Conicet) se reforzaron las posibilidades de formación de profesionales altamente calificados en distintas disciplinas.

La tercera y actual etapa inició hace unos años, marcada por el proceso de modificación de planes de estudio. La innovación curricular permitiría que en 2026 la Facultad ofrezca siete carreras: cuatro de grado y tres de pregrado, integradas a las de grado.

El decano Diego Campana puntualiza que este trascendental trabajo de renovación abarca “contenidos, competencias, habilidades y duración de las carreras, que deben ser más acotadas según demandan el ámbito laboral y los estudiantes”.

Compromisos a futuro

El decano admite que “en la actualidad nos encontramos con una gran dificultad presupuestaria para dar continuidad a los proyectos y con riesgo de que se desarmen los equipos que costó décadas conformar”. Pero enfatiza: “A pesar del contexto seguimos investigando y vinculados al medio socioproductivo, trabajando con todo el compromiso y más fuerza que nunca, mientras reclamamos para que la actividad docente y académica sea reconocida como se merece”.

Con la mirada en el futuro de la Facultad de Ingeniería, el vicedecano Casco piensa en “promover un entorno inclusivo y diverso, fortalecer lazos con la comunidad, la industria y otras instituciones académicas, impulsar prácticas profesionales, apoyar la sostenibilidad ambiental, adoptar nuevas tecnologías en la educación y mantenerse a la vanguardia en el ámbito académico”.

Campana, finalmente, convoca a “seguir trabajando en un contexto colaborativo, aprovechando las disidencias para construir alternativas, dejando de lado discursos de odio y segregaciones y construyendo conocimiento colectivo”, aspectos que siempre han caracterizado el trabajo en la Universidad.

“La educación pública es un dispositivo de transformación maravilloso, nos hizo grandes como Nación y nos mantiene con un altísimo reconocimiento a nivel local. Es un valor que vale la pena defender y hacer crecer”, concluye el decano.

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