Multitudinaria y colorida fiesta de disfraces en Paraná

Unas 50.000 personas coparon anoche la capital entrerriana; en la reventa se pagaron hasta $ 1200 por una entrada.

disfrases

Como si una biblioteca fantástica desparramara todos sus personajes en la ciudad, Paraná mostró anoche su costado más singular: miles de jóvenes, adolescentes y adultos se pasearon ataviados de las más diversas maneras, en lo que fueron los momentos previos a la fiesta de disfraces que cada año, en agosto, convoca multitudes de toda la Argentina y de países vecinos.

Unas 50.000 personas recrearon esta fiesta que ya es un clásico y ha sabido ganar fama entre sus seguidores más fieles. Desde hace un mes ya no se conseguían entradas para la megafiesta. Las tarjetas de $ 180 estuvieron agotadas en cuestión de días y anoche los revendedores ofrecían las entradas del mercado paralelo en $ 500. En las redes sociales se llegó a cerrar un negocio, a las 21, en el que un desesperado hombre joven terminó pagando $ 1200 por su tarjeta de ingreso a una de las ocho carpas gigantes que albergó a los disfrazados.

Las calles de la ciudad y los comercios eran un hervidero de gente disfrazada. En el bar de una estación de servicio, una batichica, dos cisnes gigantes y una enfermera con uniforme ceñido a sus curvas disfrutaban una cerveza. «Venimos de Comodoro Rivadavia», explicaron esos turistas que llegaron ayer mismo a la mañana, tras un viaje de poco más de 2000 km.

Por el amplio ventanal del bar, un clon del papa Francisco saludaba con un pulgar en alto y no tuvo reparos en cruzar su mirada a una sugerente mujer vestida de Lucifer. Mientras tanto, un hombre Duff aseguraba haber llegado de Avellaneda y prometió volver a la ciudad cuando Independiente enfrente a Patronato. A su lado, un Bob Marley gritaba «aguante el Rojo». Eso fue sólo un fragmento de lo que se vivió anoche en cada rincón de la ciudad. Pasadas las 21, todos salieron rumbo al predio de la fiesta, en las afueras de la capital provincial.

Algunos arribaron en autos particulares, otros aprovecharon el servicio de colectivos urbanos que llevó gratis a quienes viajaron disfrazados. Motos, camiones cargados de personajes, utilitarios y hasta algunas bicicletas sirvieron para recorrer los ocho kilómetros entre el casco urbano y las instalaciones del megaevento.

La capacidad hotelera estuvo casi colmada en Paraná y ayer era una tarea casi imposible conseguir una cama en algún apart hotel, hostel o pensión. Las alternativas de hospedaje eran las habitaciones de casas particulares alquiladas por este único día. Muchos pudieron encontrar un lugar donde hospedarse en localidades vecinas, como Santa Fe o Villa Urquiza, por ejemplo.

Hubo participantes para todos los gustos y posibilidades económicas. Al aeródromo local llegaron ayer tres vuelos chárteres privados, cargados de pasajeros que no quisieron perderse la fiesta. La policía destinó 430 agentes para garantizar la tranquilidad y se montó un sistema de control satelital afectado al evento.

La fiesta de disfraces de Paraná se convirtió en un fenómeno que tiene sus devotos en todo el país y también en Uruguay, Chile, Paraguay y Brasil, que es desde donde vinieron algunos participantes. El megaevento nació como un festejo de cumpleaños de un grupo de amigos hace 14 años. Con varios leoninos cumpliendo en agosto, la fiesta llegó a congregar a 150 invitados en aquella primera oportunidad. Cada invitado pagaba una tarjeta y los agasajados tenían que hacer su aporte extra en cajones de cerveza. La única exigencia era acudir disfrazado.

Todo comenzó de modo amateur en 1999 en el quincho de un club de barrio. Al año siguiente hubo que buscar un lugar más grande y así fueron sucediéndose lugares como un sindicato, el predio de la Sociedad Rural, un boliche bailable y finalmente los 1300 m2 de carpas que acoge la fiesta desde hace cuatro años. Nadie imaginó la dimensión que adquiriría un festejo privado de cumpleaños, que ha sido declarado de interés provincial por el gobierno entrerriano.

La fiesta de anoche demandó una inversión de $ 4 millones, según dijeron voceros de LBP (La Banda del Palo), la sociedad anónima en la que se transformó aquel festivo grupo de amigos. Anoche, el hashtag oficial de la fiesta: #SerLoQueQueremosSer peleaba con el programa de Jorge Lanata el primer lugar de los temas más conversados en Twitter. Es más, la actualidad política y deportiva no estuvo ausente en la fiesta. No faltaron los pingüinos, las CFK y hasta los Lanata que daban bocanadas de humo de cigarrillo.

Fuente: La Nación.

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