Gran revuelo generaron las desafortunadas declaraciones de Alex Freyre, quien vaticinó que todos los enfermos de HIV van a morir si triunfa Sergio Massa, Mauricio Macri, Ernesto Sanz o Hermes Binner en 2015. Por supuesto que es una idea disparatada, que recibió un repudio generalizado por parte de toda la oposición, y desde el Ministerio de Salud de la Nación ya salieron a desmentirlo, aclarando que el tratamiento para el HIV es obligatorio por ley. Podemos estar tranquilos y votar libremente, nadie va a morir por falta de medicamentos, o, al menos, no como consecuencia del resultado de los comicios de 2015.
Ahora bien, apuntar los cañones y el escarnio público hacia Alex Freyre sería quedarnos en la superficie del problema. El incidente es anecdótico y poco relevante, a pesar del escándalo motivado por lo brutal de sus expresiones. Pero Alex Freyre no está solo en la cruzada por sembrar el terror entre los argentinos. Tiene la formidable colaboración del aparato de propaganda oficial y portavoces de primer nivel para difundir el mismo mensaje: la única alternativa al Kirchnerismo es el desastre.
Hace unas semanas el Ministro de Defensa, Agustín Rossi, declaró “Massa y Macri quieren volver a las relaciones carnales”. Recientemente, Sergio Urribarri dijo que en la oposición “sueñan con volver al país de unos pocos. El sueño de ellos es la pesadilla del pueblo”. La misma Cristina constantemente alude a que los sectores que quieren volver al pasado, como cuando dijo que “algunos quieren volver al régimen ultraconservador que arruinó a la Argentina”.
En algún punto, Alex Freyre no es más que uno de los millones de argentinos expuesto al punzante discurso bajado desde la cúpula del poder nacional, que busca sembrar el miedo y el odio entre diferentes sectores de la Nación. Resulta difícil hasta qué punto es culpable de querer utilizar de forma bochornosa una enfermedad para obtener rédito político y hasta qué punto es víctima de la manipulación del discurso Kirchnerista.
Este último incidente, por lo grotesco del caso, deja al desnudo el mensaje oficial. Y es una buena oportunidad para poner en evidencia que se trata de un discurso falaz que busca dividir a los argentinos.
La buena noticia es que mientras algunos dedican su tiempo a asustar al pueblo con las banderas de “Kirchnerismo o Muerte”, otros seguimos levantando las banderas de la paz, el diálogo y el entendimiento entre los Argentinos. Porque la verdadera antinomia es “Atraso o Desarrollo”, y para lograr el desarrollo el futuro nos tiene que encontrar a los argentinos tirando juntos para el mismo lado y no persiguiendo fantasmas imaginarios.
(*)Francisco Uranga
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