El presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), trazó una perspectiva del negocio de compra-venta de campos para el 2017.
Otro año se cerró y podríamos decir que el mismo determinó un punto de inflexión para nuestro país, producto de los importantes cambios en el sector agrícola – ganadero. Se destaca la quita de las retenciones en los cultivos agrícolas (salvo la soja, cuya reducción será gradual) y la carne, la liberación de las exportaciones y desde el punto de vista de la economía en general, la salida inmediata y exitosa del cepo cambiario, el arreglo con los Holdouts, por mencionar algunos, fueron parte de un giro abrupto en las políticas aplicadas por el nuevo gobierno.
La actividad desde el punto de vista inmobiliario rural, ha evidenciado a lo largo del 2016, un paulatino incremento. Esto se vio reflejado en la aparición de un mayor número de ofertas de campos para la venta, como así también un mayor interés, que derivó en más visitas a los campos, más consultas y más tasaciones. Sin embargo, al igual que las inversiones esperadas en otros ámbitos, el impacto en las operaciones realizadas, aún no se ve reflejado.
No obstante, tenemos motivos para ser optimistas con respecto a lo que nos espera para este 2017. Estamos convencidos, que así como nuestra actividad fue creciendo lentamente a lo largo del año pasado, lo continuará haciendo a lo largo de este nuevo año que estamos comenzando, en el cual esperamos también, un proceso de crecimiento en la concreción de operaciones.
¿Cuáles son nuestros fundamentos?
El primer paso ya se fue dando a lo largo del 2016 con un importante crecimiento en la actividad. Los cambios en cuanto a las políticas económicas y agropecuarias son suficientes, para haber generado un contundente giro favorable en las expectativas.
Muy lentamente observamos cómo se van acortando las diferencias entre el precio sugerido por el vendedor y el que está dispuesto a pagar el comprador.
La producción en términos generales, tanto del negocio de la carne como el de los granos, ha tenido un importante incremento en el 2016 y las expectativas para este año son aún mayores.
El efecto del blanqueo es alentador. Se obtuvieron resultados altamente positivos y superaron los pronósticos más optimistas. Esto significa que por menor que fuera el porcentaje, gradualmente se irán destinando fondos repatriados a la compra-venta de campos, con un impacto muy positivo.
No cabe ninguna duda, que el campo es, lo ha sido y continuará siendo uno de los motores principales que impulsará la reactivación de nuestro país como lo ha mostrado a lo largo del 2016.
Es de esperar que la adquisición de tierras siga siendo, como lo ha sido históricamente una elección muy buscada por los inversores nacionales e internacionales, tanto como resguardo de capital, como así también para lograr resultados rentables mediante la producción de las actividades agrícolas y ganaderas. Sabemos, que en la medida que nuestro Gobierno demuestre solvencia económica, política y social, la inversión en tierras rurales será un proceso natural. Tanto por el arraigo de nuestro pueblo hacia las tierras, como de los inversores. Es así, que a lo largo de los últimos 50 años, no sólo ha demostrado ser una de las mejores inversiones sino también el mejor resguardo del capital.
Mariano Maurette es presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR). (La Nación)
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