La calma de más de 800 años se rompió en el suroeste de Islandia cuando un volcán de la península de Reykjanes volvió a la vida, sorprendiendo a las autoridades y a los residentes. Pero este evento pasó de ser atónito a una costumbre: es la séptima vez que sucede desde diciembre.
La erupción comenzó inesperadamente a las 23:14 del miércoles, lo que generó una fisura de tres kilómetros de longitud que liberó lava hacia una de las principales atracciones turísticas del país, el spa geotermal “Blue Lagoon”. Este evento se caracterizó por una menor intensidad en comparación con la erupción anterior en agosto, según la oficina meteorológica islandesa, ya que la fisura alcanzó los cuatro kilómetros de longitud.
Ante esta situación, las autoridades actuaron con rapidez para garantizar la seguridad de los residentes y visitantes. Se evacuaron unas 50 casas y los huéspedes de los hoteles del spa, mientras la lava avanzaba hasta consumir un edificio de servicios y el estacionamiento del lugar, según indicó la agencia de noticias AP en su artículo.
Aunque las tuberías que transportan agua caliente a la península fueron diseñadas para resistir el flujo de lava, las emisiones de gases llevaron a las autoridades a enviar alertas en Grindavík, una localidad cercana que ya había sido evacuada parcialmente el año anterior. Tampoco se generó riesgo aéreo por cenizas.
Sin embargo, la ciudad no corre peligro. “La erupción se produjo en el mismo lugar que la última, en agosto de este año. Grindavík no está amenazada por el flujo de lava”, aseguró Snorri Valsson, portavoz de la Junta de Turismo de Islandia, en diálogo con CNN.
Las constantes erupciones volcánicas en la península de Reykjanes transformaron la vida de los habitantes de Grindavík, ubicada a unos 50 kilómetros al suroeste de la capital, Reikiavik.
Antes de la reactivación volcánica, esta comunidad contaba con aproximadamente 3.800 residentes, pero la recurrencia de la actividad volcánica dañó infraestructuras y propiedades, lo que forzó a muchos a abandonar sus hogares.
Aunque las autoridades aseguran que esta nueva erupción no representa un peligro inmediato para la localidad, persiste la incertidumbre, especialmente con la posibilidad de que la fisura pueda extenderse.
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