Cinturones verdes: empleo y alimentación

Antes abordar el tema central del artículo, se realizan consideraciones referentes al momento que transitamos y algunas sugerencias respecto al rol de los estados, siendo ello solo una opinión.

  • Por Raúl Norberto Erhardt (*) para IN 

La influencia en la economía de la pandemia a nivel mundial se agudizará en Argentina, además de otras consecuencias, en el desempleo y las maneras de trabajo no formal (hoy en el 40%),y  sin embargo, nos podría dar una gran oportunidad de análisis y acuerdos de la política, con un diálogo abierto y productivo, quizás buscando soluciones fuera del libreto de los últimos 70 años. La inflación sumada a la pobreza han sido grandes vallas difíciles de superar por la democracia, instituyendo los distintos gobiernos planes sociales temporarios –que se quedaron en el tiempo- iniciado en 1.983 con el Plan Alimentario Nacional (PAN); hoy en día cada vez más personas están contemplados en variedades de beneficios sociales, llegando a 40 millones de personas tal como lo indicara la periodista televisiva Sra. Clara Salguero. Cabe mencionar que 6.000.000 de jubilados solo perciben una jubilación mínima ($ 16.864) donde se busca atenuar sus exiguos ingresos con provisión de medicamentos, bolsos alimentarios, etc., siendo solo paliativos, donde subyace la necesidad de un ingreso decoroso que permita satisfacer sus necesidades y no tengan que esperar el buen humor de alguien que les indique cuanto “les corresponde” en los próximos tres meses. Se espera que los legisladores pongan manos a la obra y fijen por ley la nueva fórmula de cálculo, sin antes recomponer todas las jubilaciones, evitando los juicios contra el Estado por esta situación.

Según datos del INDEC es pobre toda familia que tenga un ingreso menor de $ 41.994 (a marzo de 2.020) siendo este el cálculo el valor total de la canasta familiar. Dos jubilados con el haber mínimo siguen siendo pobres según lo indicado.

La Argentina cuenta con una gran extensión territorial, poco poblada en muchas lugares, pero en Ciudad Autónoma de Buenos Aires y conurbano bonaerense se concentran 17 millones de personas, en menor medida hay una buena concentración de población en las capitales de provincias, llegándose en muchos casos al hacinamiento y barrios vulnerables con grandes carencias de infraestructura o atención de servicios básicos. Sería prudente contar con políticas demográficas o poblacionales que incentiven y permitan la radicación de las nuevas generaciones de argentinos o extranjeros en las provincias, municipios, zonas rurales, subrurales o lugares con escasa población, buscando la descentralización de los grandes conglomerados urbanos, fijando lugares y condiciones dentro de nuestro país.

Otro punto a considerar son los aspectos impositivos, indicándose que los niveles de ingreso tanto de personas como empresas aportan en concepto de impuestos más del 50% de ellos, agregándose que hay 160 impuestos grabando la actividad de cualquier emprendedor, haciéndose muy “cuesta arriba” iniciarse y mantenerse en la formalidad.

Seguramente la pos pandemia, con nuevas modalidades en nuestras vidas y relaciones, acelerará la automatización  y robotización –hoy en ciernes-, tema que expone Andrés Oppenheimer en su libro “Sálvese quien pueda”  señalando que en pronósticos de la Universidad de Oxford el 47% de los empleos en Estados Unidos serán reemplazados por robots y computadoras con inteligencia artificial, situación a darse en todo el mundo. Considera que “el desempleo tecnológico podría convertirse en el gran conflicto del Siglo XXI”. La capacidad de las computadoras aumenta el 100% cada 18 meses, seguido por la biotecnología, robótica y nanotecnología. Se prevé, según el autor, la instauración de un ingreso universal básico para los desplazados del sistema, augurando la baja en los precios de los artículos producidos para el consumo y mayor tiempo libre de los trabajadores.

¿Quiénes podrían salvarse de estos reemplazos?: gente con altos niveles de habilidades o estudios podrán moverse a los nuevos trabajos que surjan en el futuro, los menos capacitados corren más riesgo. Ya se analiza de no usar más el dinero papel, en algunos países del norte de Europa los indigentes  piden la transferencia de limosna a sus celulares. Hoy se conocen aviones sin pilotos, automóviles taxis sin conductores, ensayos de camiones sin conducción, por ejemplo. Muchos empresarios analizan la incorporación de robots a sus empresas, éstos no harán reclamos de sueldos, tampoco paros, indemnizaciones y pueden trabajar las 24 horas.

Respecto al rol de los Estados anteriormente vimos la política poblacional, hay que sumarle un rediseño de la política impositiva en cuanto a la cantidad y cuantía de las gabelas, además de estudiar reformas previsionales donde cada trabajador como un empresario facturaría por sus servicios y realizaría los aportes a su Obra Social, Caja de Jubilaciones sumado a un Fondo de Desempleo, seguramente sería muy debatido este tema. Vivimos cambios en la educación, menos presencial por razones del momento, que podrían continuar, además de establecer una educación y formación acorde a las necesidades de las empresas y futuro del país, añadiendo la capacitación permanente de los actuales recursos humanos.

Para encaminarnos a lo troncal del escrito es importante que los estados, especialmente los municipales diseñen políticas para sí u otras empresas del aprovechamiento de los residuos domiciliarios (plásticos, maderas, vidrios, hierros, chapas, podas de árboles, orgánicos), tendiendo a la reutilización de ellos en nuevos productos, superando la etapa de su sola recolección y posterior venta. Si cada municipio en las podas utilizaría una chipeadora daría un gran paso a la reutilización del producto en muchas tablas de madera, evitaría la tala de árboles. La producción de fertilizante orgánico proveniente de los residuos orgánicos urbanos y rurales es importante, tanto en calidad como cantidad, con solo pensar cuantos kilogramos se podría producir en la ciudad de Paraná, reemplazando a una gran cantidad de fertilizantes de otro tipo, sin dejar de considerar su costo, más puestos de trabajo y practica en defensa del ambiente.

El consumo frecuente de frutas y verduras frescas componen la dieta balanceada propuesta por médicos y nutricionistas, junto a otros alimentos. Es cierto también que a veces la disposición y el precio eliminan esa posibilidad de contarlos a diario en las comidas de la gente, optándose por otros de menor valor, sumado a la tradición argentina por la carne.

Una de las medidas sería establecer políticas provinciales y/o locales de incentivos y promoción en el desarrollo de los cinturones verdes de las poblaciones como una forma más de producir alimentos a costos razonables, ocupaciones con ingresos dignos directos e indirectos y la posibilidad industrializar parte de estas producciones. Se comenzaría con los acuerdos políticos necesarios logrando su aprobación en los cuerpos legislativos para  convertirla en una política de estado continua. Luego serían necesarias las vinculaciones con organismos de asesoramiento como el INTA, ONG, INTI y otros afines.

En las ciudades entrerrianas hay terrenos o superficies en las cercanías e inclusive dentro de sus radios que se podrían destinar a huertas comunitarias o individuales, desarrolladas por sus propietarios, en arrendo o comodato o alguna otra forma, donde los interesados puedan iniciar la producción para el mercado local o zonal, en principio. Desde luego los cultivadores de las huertas podrían trabajar dentro de la formalidad e iniciarse como monotributistas sociales, una vez puesto en marcha la producción y venta.

Si quisiéramos mencionar algunos beneficios de estos cinturones verdes podríamos decir:

  • Creación de mano de obra directa e indirecta.
  • Ampliación de la oferta de alimentos especialmente frutas y verduras.
  • Utilización del compost elaborado en la ciudad o cercana a ella.
  • Venta directa en puestos a consumidores de productos frescos en mercados semanales, mejorando los ingresos de productores y consumidores.
  • Capacitación, especialización y mejoras en las destrezas de los productores.
  • Posibilidad de establecer industrias conserveras (encurtidos, dulces, purés, deshidratados)
  • Nacimiento de otras actividades como viveros de plantas, árboles o flores.
  • Utilización de nuevas tecnologías como energía solar, aprovechamiento de agua de lluvia y fundamentalmente utilización de fertilizante orgánico de la ciudad o zona.
  • Desgravación de tasas municipales a los productores que apoyan a comedores escolares, comunitarios o personas necesitadas. Los alimentos podrían ser entregados por el Área Social Municipal para registrar la tarea solidaria.

(*) Técnico en Cooperativas, exempleado de Cooperativa La Ganadera, coordinador de grupos, formador de jóvenes, impulsor de proyectos

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