Mujer se dedica a la albañilería: «Me encanta el trabajo y lo hago con pasión»

Adriana aprendió el oficio y es una más en el rubro de la construcción en Viale. "Suelo encargarme de los trabajos más delicados", explica. No le escapa a nada. Hace revestimiento, colocación de pisos, sanitarios, revoque fino y grueso.

Nació en Montevideo, República Oriental del Uruguay, pero siendo muy chiquita se vino a vivir a la Argentina. Había cumplido tres años cuando su familia, por cuestiones laborales, decidió radicarse en nuestro país.

Desde entonces, ya nunca más volvió a pisar tierras uruguayas. «Pero mi sueño es poder recorrerlo de punta a punta en algún momento», reconoce.

Hoy por hoy, Adriana Silvera Loubros de Montero es una vialense más. Hace 13 años que se dedica a la albañilería, una tarea que durante años fue prácticamente exclusiva de los hombres.

A fuerza de voluntad y esmero, Adriana se hizo un lugar, aprendió el oficio y hoy es una más en el rubro de la construcción.

«Comencé ayudando a mi esposo en una obra del Centro Empleados de Comercio, 13 años atrás. Y ya nunca más dejé el oficio», explica en diálogo con el semanario.

«Es un trabajo que me encanta y lo hago con pasión», destaca la mujer.

No está sola. Trabaja en familia, junto a su esposo Omar y sus hijos Joni y Brian. «Suelo encargarme de los trabajos más delicados, porque generalmente las mujeres somos muy detallistas», explica.

Sin embargo, no le escapa a nada: Hace revestimiento, colocación de pisos, sanitarios, revoque fino y grueso y agua. «Mi familia me cuida mucho».

Adriana es una agradecida de la vida y día a día le pone mucha energía a su tarea. «Gracias a Dios, no nos falta trabajo y de a poco vamos comprando más herramientas», explica.

Su mamá una pionera
Su mamá fue una adelantada en su tiempo en esto de animarse a un trabajo casi exclusivo del género masculino. ¿Alguna duda? Cuando llegaron a la Argentina (en la década de 1.970), su madre hizo un curso de Cerrajería que se dictaba en Buenos Aires. «Eran 13 varones y ella la única mujer. Hasta el día de hoy, mi mamá arregla una cerradura cuando se rompe», cuenta orgullosa su hija.

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