Un fuerte operativo de seguridad, la reacción de los manifestantes y los propios dirigentes de la oposición, generó un día de furia. Si bien la reforma jubilatoria no se aprobó, en las calles hubo 22 detenidos, 9 policías heridos y 15 autos destrozados por los incidentes.
El de ayer fue un día largo, cargado de tensión y violencia en las calles y dentro del Congreso. Empezó bien temprano con un fuerte operativo de seguridad alrededor del Parlamento y terminó tarde con las reacciones que generó el amague del Gobierno de sacar la reforma previsional por un decreto de necesidad y urgencia (DNU). La de ayer no fue una jornada fácil para el Gobierno, que no pudo lograr su objetivo de convertir en ley los cambios en la fórmula para ajustar las jubilaciones. Y Elisa Carrió volvió a ser protagonista en tres momentos clave del día.
Con un Congreso blindado, Cambiemos intentó concretar su objetivo de convertir en ley la reforma jubilatoria. La sesión estaba convocada para las 14. A esa hora, en las calles se vivía un clima de máxima tensión y ya se registraban los primeros avances de la gendarmería sobre los manifestantes con balas de goma, gases lacrimógenos y camiones hidrantes.
A las 14.30, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, anunció que se había alcanzado el quórum con 129 diputados sentados en sus bancas y se daba inicio a la sesión. El oficialismo parecía haber logrado así su primer objetivo. El tablero de la Cámara llegó a marcar 130 diputados presentes. Pero la ilusión de Cambiemos se esfumó rápidamente. Allí empezaron los incidentes dentro del Congreso. Varios legisladores de la oposición se acercaron hasta Monzó para reclamarle que levantara la sesión por la violencia que se estaba viviendo en las calles. Hubo empujones y gritos. Y Monzó estuvo a punto de irse a las manos con el kirchnerista Leopoldo Moreau.
El kirchnerista Agustín Rossi y la massista Graciela Camaño también reclamaron que se levantara la sesión. Carrió tuvo una primera intervención para pedirle a los diputados de la oposición que tuvieran “cuidado con atropellar a las fuerzas de seguridad”. Pero minutos después volvió a pedir la palabra para anunciar que el interbloque Cambiemos pedía la suspensión de la sesión. Así terminó todo dentro del recinto. La sesión se cayó definitivamente y los legisladores de la oposición celebrando el fracaso del oficialismo como un triunfo propio.
Tras el escándalo en Diputados, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, realizó una conferencia de prensa en la Casa Rosada y apuntó contra los legisladores de la oposición, a los que acusó de “convertirse en piqueteros dentro del recinto”. “Cruzaron una raya que no se había cruzado nunca, vimos agresiones a funcionarios que fueron a plantear el debate”, sostuvo Peña. Y agregó: “Esta ley lo que plantea es que los jubilados el año próximo ganen 5% por encima de la inflación esperada el año próximo. No van a perder los jubilados. Por eso creemos que es una buena ley. El resto se podrá discutir como hemos hecho con otras medidas“.
Pocos minutos después, Carrió volvió a acaparar el protagonismo. En diálogo con un grupo de periodistas en el Congreso, arremetió duro contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por el accionar de la Gendarmería en las calles: “No se necesita tanto gendarme, la Ministra tiene que parar, se pueden poner sin uniforme. No hacía falta hacer tanta ostentación”. A esa hora se conoció el saldo de la violencia en las calles: 22 detenidos, 9 policías heridos y 15 autos destrozados por los incidentes.
Los movimientos y la tensión se trasladaron rápidamente del Congreso a la Casa Rosada. Todos los ministros del gabinete, con excepción de Francisco Cabrera, llegaron hasta Balcarce 50. Al rato trascendió que el Gobierno evaluaba avanzar con la reforma previsional a través de un DNU. Los rumores generaron una reacción en cadena. El Frente para la Victoria realizó una conferencia de prensa en el Congreso y Agustín Rossi anticipó que un DNU “sería una burla para el conjunto del pueblo argentino”. Fernando Espinoza sostuvo que “la mejor manera de llegar a un acuerdo social que evite más hechos lamentables como el vivido hoy en el Congreso, es que se llame a una gran mesa de diálogo nacional presida por la Iglesia, y donde estén representados el gobierno nacional, los sindicatos, las asociaciones de jubilados, los pequeños y medianos empresarios, comerciantes y productores rurales, y los distintos bloques parlamentarios. Todos juntos debemos debatir y encontrar soluciones viables”. El massismo también anticipó su rechazo a un DNU.
La CGT también salió a anticiparse a la jugada del Gobierno y amenazó con iniciar un paro desde la medianoche en caso de que se avanzara finalmente con un decreto de necesidad y urgencia. “Lo que resolvimos es que cuando estemos en conocimiento de que hay un decreto de esta naturaleza automáticamente vamos a activar la medida de fuerza“, aseguraron desde el triunvirato que gobierna que CGT Juan Carlos Schmid.
Pero, una vez más, la que volvió a acaparar toda la atención fue Carrió. Esta vez, a través de un tuit: “Carrio y la Coalición Cívica juraron respetar la Constitución Nacional y no la van a violar bajo ningún concepto. Un DNU violaría gravemente la Constitución Nacional”.
A partir de ese momento, la idea del Gobierno de avanzar con la reforma previsional por decreto fue perdiendo fuerza, aunque aún no fue descartada. La intención del oficialismo sería realizar un nuevo intento para sesionar el lunes. Mientras tanto, se redoblarán los esfuerzos para logar el respaldo de algunos gobernadores que habían comprometido su apoyo y ayer no cumplieron. A última hora se supo que el Gobierno convocó para hoy al mediodía a la Casa Rosada a gobernadores y diputados del PJ a una mesa de diálogo. Allí se intentará buscar una solución que evite que se repite una jornada llena de violencia como la de ayer. (Fuente: Infobae)
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